En
agosto, los Beatle dieron su último concierto en el Cavern Club, que ya
no podía albergar las multitudes de fans del grupo, pues ya tenía una
fama considerable. La BBC no tardó en darse cuenta de su creciente
popularidad y, tras aparecer en numerosos programas radiofónicos, les
ofreció un programa semanal propio, Pop Go The Beatles, que se emitió
durante más de cuatro semanas. Los Beatles también aparecieron en la
cadena de televisión de la BBC tantas veces que sus detractores
empezaron a llamarla la ''Beatles Broadcasting Corporation''. Ya tenían
su propia revista mensual, The Beatles Book, y un club de fans oficial,
que había pasado de unos pocos miles de admiradores a 80.000 socios de
pago a finales de 1963.
A
principios de año, la Beatlemanía empezó a extenderse por todo el
Reino Unido, aunque no fue hasta octubre que en la prensa nacional
empezó a hacerse eco de este fenómeno. Una actuación en directo de los
Beatles en el programa de televisión Val Parnell's Sunday Night at the
London Palladium, que congregó a multitudes de fans histéricos fuera del
teatro en el centro de Londres, finalmente captó su atención. Al dia
siguiente, aparecía en todos los periódicos la noticia de los disturbios
producidos por los fans que rompieron el cordón policial cuando los
Beatles intentaron salir del teatro. Un par de semanas después, los
Beatles regresaron a Heathrow después de una corta gira por Suecia, y
quedaron sorprendidos por los miles de fans congregados allí para
recibirles a pesar de la lluvia, junto con una horda de periodistas y
fotógrafos.
Dado
que la fama nacional de los Beatles había llegado tan rápidamente,
pronto se encontraron con que tenían que cumplir contratos firmados
meses antes por honorarios ridículamente bajos en comparación con los
que podían pedir ahora. Brian Epstein en ocasiones intentó ofrecer
dinero a los promotores con los que había pactado previamente estas
actuaciones a cambio de que los Beatles no tuvieran que salir al
escenario si creía que el lugar donde tenían que tocar no era lo
suficientemente seguro para sus muchachos, pero aparte de eso nunca negó
un contrato firmado. Un problema mucho más serio fue el comportamiento
imprevisible de los fans, que ahora se había convertido en un peligro
tanto para ellos mismos como grupo. Las chicas lloraban, gritaban,
intentaban lanzarse sobre su Beatle favorito o arrebatarle un jirón de
ropa o mechones de cabello, e incluso se desmayaban. En la pequeña
localidad de Carlisle, 600 fans hicieron cola durante 36 horas bajo un
frío terrible esperando que abrieran las taquillas. Cuando lo hicieron,
nueve personas acabaron siendo ingresadas en el hospital tras la
conmoción resultante. En locales más grandes, los heridos se contaban a
cientos. Era necesario desplegar una logística a gran escala para que el
grupo llegara al lugar donde tenían que actuar sanos y salvos, y una
vez allí tenían que estar encerrados en sus camerinos, prisioneros de su
propia fama. En el escenario, tenían que esquivar los impactos de los
regalos y los caramelos que les arrojaban sus fans.
The Beatles - Twist and Shout - 1960
Para los beatles, la beatlemanía, que cada vez iba a más, era halagadora al principio, pero enseguida creó resentimiento. Las giras se habían convertido en la rutina de llegar a una ciudad, ser llevados a escondidas al lugar de la actuación, dar un concierto, salir de nuevo a escondidas en una furgoneta y dirigirse a toda velocidad al hotel más cercano para permanecer allí encerrados toda la noche hasta que llegaba la hora de repetir todo esto al día siguiente. Tenían que disfrazarse para salir a la calle, sus casas y la de sus familiares estaban bajo un asedio constante de fans, les rodeaban en los camerinos y los penetrantes gritos que se escuchaban en todos los los conciertos significaba que nadie, ni siquiera ellos mismos, podían oír la música.
Pero
ellos ya habían cambiado el panorama musical británico para siempre.
Anteriormente, las modas musicales más populares siempre habían
comenzado en EE. UU., y las principales estrellas eran de allí, mientras
que Londres imponía sus modas en Gran Bretaña. Ahora Liverpool se puso
de moda de repente, y la zona del Merseyside se adueñó de las listas de
éxitos. Gerry and the Pacemakers, Cilla Black, los Searchers y Billy J.
Kramer and the Dakotas debían sus éxitos a los Beatles, y la mayoría de
ellos también tenían como representante a Brian Epstein.
© Derechos Reservados, Tim Hill - Los Beatles archivos inéditos
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